La Palabra nos muestra en el Libro de Marcos, que El Señor sanó a un sordomudo. Vemos que existen personas que físicamente son sordas, mudas, o tartamudas, sin embargo, El Espíritu Santo nos enseña que debemos tener los oídos abiertos para recibir lo que viene de Dios. Entendemos que existen personas que nacen sordas y no logran hablar porque no pudieron recibir instrucción ni enseñanza por medio del oído; y espiritualmente pasa lo mismo, porque si no oímos La Palabra de Dios no la podremos hablar, por eso es que El Señor quiere darnos oídos espiritualmente abiertos, y una lengua que pueda predicar El Evangelio y dar testimonio de Su obra.
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