Necesitamos mantener una actitud constante de autoexamen en nuestra vida, en nuestra alma para estar alertas de que no haya vestigios de amargura en nuestro corazón, pero para eso, debemos contar con la ayuda del Espíritu Santo, aunque también debe haber en nosotros una actitud de humildad porque si nos vamos a examinar, debemos saber que encontraremos cosas que no son del agrado de Dios y aunque a nosotros en algún momento nos parezcan inofensivas o peor aún, nos agraden; debemos deponerlas delante de Dios y vivir una vida de cristianos radicales; como algunos de Sus siervos que nos antecedieron, primeramente se enfrentaron consigo mismos, respecto a sus creencias para darle paso a la verdad que proviene de Dios, para que posteriormente pudieran enfrentarse a los religiosos de aquel entonces hasta llegar arriesgar su propia vida delante, tal es el caso de Martín Lutero; porque después de haberse enfrentado a sus creencias y darle espacio a lo que Dios le mostró; posteriormente tuvo que enfrentarse con la máxima autoridad de la iglesia católica sin importarle arriesgar todo lo que tuviera, incluso su propia vida.
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